La convocatoria de público y la calidad
de las ponencias de las I Jornadas sobre Catástrofes fue insuperable. Más de
200 personas procedentes de los servicios de emergencias y seguridad así como
profesionales de la psicología y de la sanidad, se dieron cita en este evento
con vocación de futuro que se celebró en la Casa de Cultura el pasado 7 de
marzo.
Media hora antes del comienzo del acto,
a las 8.30 de las mañana, ya se habían formado las primeras colas para
inscribirse. La expectación iba en aumento, puesto que el programa de la
jornada dejaba un listón muy alto. Un cuarto de hora más tarde de lo previsto,
por deferencia a quienes todavía se estaban inscribiendo, arrancó la jornada.
El jefe de la Policía Local de Santa
Pola abrió el acto y reiteró la importancia de la psicología, de los servicios
jurídicos y de la atención a menores y a jóvenes en una catástrofe o emergencia.
No en vano, estos dos últimos puntos han sido la innovación que los
organizadores han impreso al acto. En este sentido, Antonio Pérez Huerta,
concejal de Seguridad Ciudadana, abundaba en que Santa Pola es “pionera porque
ha tenido en cuenta aspecto que nunca se han reunido en una Jornada sobre
Catástrofes”.
Pérez Huerta resaltó la importancia de
que los servicios de emergencia reciban la formación no sólo física, sino
también psicológica adecuada: “No se puede sanar a otras personas si los que
deben hacerlo no tienen las herramientas necesarias”.
Miguel Zaragoza, alcalde de Santa Pola,
en su discurso de apertura, abundaba en esta idea pero aplicada a la población
general: “Son muchos los sucesos que pueden ocurrir y se trata de que estemos
preparados para saber actuar. Debemos saber y prever lo que va a pasar. Y para
eso se deben implicar los arquitectos que diseñan los edificios contra
terremotos, la policía, los servicios sanitarios... con toda la formación
posible porque estamos hablando de sucesos que suceden sin previo aviso”.
Los atentados del 11 de marzo, el
terremoto de Lorca o el accidente de tráfico de Bullas fueron algunos de los
ejemplos que se trataron en la jornada. Ejemplos que llegaron sin avisar y que,
a veces, el ciudadano de a pie cree no le va a suceder. Sin embargo, como
explicaba Pérez Huerta, “basta que tiemble la tierra en Castilla-La Mancha o
que se atente contra los profesionales de la información en Francia para que
los ciudadanos volvamos a sentir miedo, pero un miedo sano porque nos hace
estar alerta y que debe tornarse en confianza hacia el personal involucrado en
una emergencia porque es nuestra responsabilidad que estén lo mejor formados
posible”.
En la misma línea hablaba Miguel
Zaragoza cuando se refería a la vida normal del ciudadano, a la rutina “ir a la
universidad, llevar a los niños al colegio, ponerles el cinturón de
seguridad... son actos normales. Y cuando los hacemos creemos que lo tenemos
todo medido. Pero no es así”.
Títulos de conferencias tan interesantes
como Los atentados del 11-M y actuación de los servicios de emergencia;
Lorca: pasado, presente y futuro tras el terremoto; Factores de vulnerabilidad
en el transtorno de estrés postraumático; Instrucción judicial en grandes
catástrofes; Protocolo de Intervención en catástrofes con víctimas múltiples;
Impacto psicológico de los atentados terroristas en niños y entorno familiar;
Intervención Psicosocial de Cruz Roza en el accidente de Bullas-Cieza y La
nueva Ley del Sistema Nacional de Protección Civil, ilustraron a los
asistentes sobre estas materias.
De hecho, durante el descanso de rigor,
los profesionales asistentes comentaban entre ellos qué habían aprendido y se
extendían en dar su punto de vista personal sobre los temas tratados en las
ponencias.
El acto se cerró puntualmente, a las
14.30 horas, con la intervención de Lola Gadea, primera teniente de Alcalde,
quien, además, había acudido al acto como asistente. En su faceta de personal
sanitario, Gadea reconoció haber asistido a una “jornada muy enriquecedora”.
Como responsable público, la primera teniente de Alcalde mostró su interés e
ilusión en “volver a acoger estas jornadas en Santa Pola”.
A ayudar a paliar el sufrimiento físico
y psicológico de las víctimas de catástrofes y emergencias, contribuyeron
expertos como Ismael Dorado, profesor de la Facultad de Psicología de la
Universidad Oberta y Máster en Inteligencia Emocional; Eduardo Sánchez,
concejal de Emergencias del Ayuntamiento de Lorca; Rubén Sanz, profesor
asociado de la Universidad Complutense de Madrid en el Departamento de
Psicología Básica y Máster en Inteligencia Emocional; Rosa Juan Cardona,
Magistrado Juez de lo Penal Nº 4 de Alicante; Antonio Iván Santacreu, del
Cuerpo Nacional de Policía Úrsula Perona, Máster en Psicología Clínica Infanto
Juvenil; Javier Gandía, responsable provincial del Equipo de Respuesta
Inmediata en Emergencias e Intervención Psicosocial; y Juan Iborra, secretario
nacional de la Asociación Nacional de Especialistas Profesionales en Protección
Civil y Emergencias.