El
alcalde de Santa Pola, Miguel Zaragoza, ha propuesto esta mañana que los
municipios salineros de la provincia de Alicante se unan junto a la Diputación
Provincial para presentar la candidatura a Patrimonio de la Humanidad del
conjunto de salinas de la provincia de Alicante, por el gran valor histórico
que el “oro blanco” ha tenido a lo largo de los siglos.
La
iniciativa ha salido del primer edil santapolero en el marco de la inauguración
de la exposición “Alicante. Tierra y mar de sal”, que organizada por el MARQ se
ha inaugurado esta mañana en el Museo de la Sal del Parque Natural de las
Salinas de Santa Pola, a la que han acudido el diputado de Cultura, Juan
Bautista Roselló, el director técnico del MARQ, Manuel Olcina, el gerente del
MARQ, Francisco Sirvent, y la directora del Parque Natural, Concepción Torres, acompañados
por varios miembros de la corporación municipal.
Zaragoza
ha explicado que “la Historia de la sal en Santa Pola se remonta hasta la época
de los romanos, que fabricaban en la factoría de salazón del Portus Illicitanus
el sabroso garum, una salsa hecha con restos de pescado en salmuera y que se
exportaba a todo el Imperio. Ya en los tiempos modernos, a finales del siglo
XIX comenzó la industrialización salinera a través de las Salinas Bras del
Port, las de Bonmatí-El Pinet y las Múrtulas, creando empresas que supusieron
una importante inyección de riqueza y empleo para el pueblo, que se sigue
manteniendo hoy en día con una producción estimada de 30.000 toneladas al año”.
El alcalde
añadió que “en nuestro caso, las salinas han derivado en una importante
experiencia de colaboración público-privada con la catalogación de este espacio
como Parque Natural de las Salinas de Santa Pola, manteniendo la actividad
industrial y la enorme biodiversidad del entorno”.
Por
la gran importancia histórica de las salinas alicantinas, Miguel Zaragoza ha
pedido ayuda al diputado de Cultura para, en unión con el resto de municipios
salineros, iniciar los trámites para solicitar la candidatura a Patrimonio de
la Humanidad, guante que Juan Bautista Roselló ha dicho aceptar gustoso.
Alicante.
Tierra y mar de sal.
La
exposición, que será visitable de forma gratuita en el Museo de la Sal hasta el
próximo 31 de agosto, pretende realizar un homenaje a la ancestral e histórica conexión
existente entre el territorio de Alicante y la extracción de la sal. Tanto en
la costa como en el interior de la provincia, la sal ha sido parte fundamental
de nuestra economía, de nuestra sociedad y de nuestro ritmo de vida y
costumbres.
Entre las
salinas marítimas, Santa Pola –con las salinas de Bonmatí-Pinet, Bras del Port
y Múrtulas- y Torrevieja –con las lagunas de La Mata y Torrevieja- constituyen
el gran espacio salinero de nuestra provincia en la actualidad, además de las
áreas de Agua Amarga y las salinas de Calp. Pero también contamos con las minas
de sal de El Pinós y los saleros de Villena en el interior.
La sal ha
sido utilizada por nuestros antepasados para múltiples utilidades, como conservante
alimentario a través del salazón, como condimento para los alimentos, como
aislante para el helado… Incluso tenía un gran valor económico como moneda de
cambio, de ahí la denominación de “salario” a la remuneración al trabajador.
Ya en
nuestros tiempos adquiere nuevas utilidades como descalcificador, para
elaboración de jabones y detergentes, fuente de cloro para las industrias
químicas…
La
sal en Alicante tiene una tradición de milenios, comenzando con la Illeta dels
Banyets en El Campello o el Portus Illicitanus en Santa Pola, hasta la época de
industrialización salinera desde finales del siglo XIX, que se extiende hasta
nuestros días.